porque la realidad
tiene poco que ver con la poesía.
En los oscuros peldaños,
el viento se movía entre tus pies.
Resplandecía la luna
sobre las farolas del puerto.
Entonces, los días errantes
marcaban mi camino”.
En la escalera del metro
había un olor a algo sucio:
podría ser un rancio olor a pies.
Estaba muy nublado
seguro que la luna
no se ocupaba de nosotros
pero, sobre el pavimento,
sí estaban ya encendidas las farolas.
Entonces mis días de parado
no me permitían estar quieto en ningún lado.
y hasta mi alma está cubierta
por el rocío de mis lágrimas.
Resuena el mar tan lejano
y una gaviota se descuelga
de tus brazos en niebla.
Allí te amé.”
me despierto con una pesadilla
y creo que tu cabeza
reposa ya sobre mi almohada
y que son tus ronquidos
lo que me ha conmocionado.
Así es que cambio de postura
y seré yo quien siga roncando.
Te estoy amando aún
y, a veces, envío mis besos
navegando en veleros a buscarte.
Naves perezosas
que nunca habrán de llegar
a su destino.”
Me enamoré. Y, ahora,
no sé cómo huir de esta trampa.
A veces, te he enviado mis besos
en los correos de Internet
pero debo cometer algún error
al escribir tu dirección de el Hotmail.
cuando arriba la noche?
Sin embargo, la luna siempre asoma
y posa en mí sus celajes de sueño.
Con sus ojos tremendos
me mirarán las estrellas de fuego.
Yo aún amo tu piel de cereza.”
El cansancio me agota, al fin me duermo
¿Por qué se quedaran sin apagar
en toda la noche
los faros de un coche?
Con sus ojos tremendos
parece que me acusan.
Aún amo el contacto con tu piel
eso que tu barba hirsuta, raspa un tanto.
A ver si un día de estos vas y te rasuras.
querrán entonar tu nombre
como yo lo recuerdo.
Aquí te amé.
Fue un instante eterno.”
querrán parpar tu nombre
dormido en mi recuerdo.
¡Será posible que ya no sé cómo te llamas!
¡Hace ya tanto tiempo
que perdí mi agenda de recuerdos!
Franziska