jueves, 27 de septiembre de 2018

eres un árbol ya sin flores


Publicado 
 22 de noviembre de 2011






Ese cuerpo a punto de agotarse
eleva mi ser a las alturas
y siento por él tanta ternura
como si acabara de nacer
en mis profundidades
un nuevo corazón de madre.



Me gusta ver cómo caminas
cuando te alejas al volver la esquina
porque, entonces, mi alma
se torna golondrina.



No, no es tu cuerpo lo que yo ansío.
Es tu alma en verbo con la mía.
Lo que temo es que estés
dispuesto a dar tu vida pero
guardes para ti el misterio:
esa parte tan tuya, tan volátil



como el humo del cigarro
que sin prisa, acercas a tus labios.
Durante un instante te encierras en ti mismo.
Después, retornas a mi perdido
y solitario en tus nubes de silencio.




Ese pensamiento me desarma.
Es en sí mismo una derrota
porque ese cuerpo que adoro
-porque alienta en él un alma hermosa-
dispuesta estoy a renunciar a él,
a olvidar el contacto de esa piel.



¡Quiero ese instante
en que te alejas
sin mí y yo nunca
sé a dónde llegas!

Eres árbol de invierno
hallado en la noche
de mis sueños más bellos.



No sé por qué he tenido que encontrarte.
Ni sé la razón por la que te necesito.
Ni el misterio que me llevó a enamorarme.
Solo deseo ocupar un rincón
sosegado y dichoso en tus entrañas:
un lugar en el espacio de tus sueños.
No te asustes, amor, sólo es eso.




 Alcalá de Henares, 27 de septiembre de 2018


Texto e imágenes realizados por Franziska para ser publicados en
"EL CANTO DEL RAITÁN"
Las fotos corresponden a un viaje a Mallorca realizado en el mes de septiembre del año 2014

martes, 18 de septiembre de 2018

Utopia





Fue publicado por primera vez en
Alcalá de Henares, 25 de julio de 2012
Franziska






Conjugaremos los verbos sin futuro
y ya no existirán condicionales
ni conciertos, contratos ni otras causas
que el presente continuo que tengamos.



La noche más oscura y de misterio
será la novia eterna de los sueños
y habrá que suprimir la patria arisca
donde naufragaron los anhelos.



El día será la ocasión del cosmos
para mostrarnos su luz y sus colores:
nos miraremos con la verdad en los ojos
y ligeros de equipaje, por fin, caminaremos.





Excluiremos el modo imperativo,
y sólo al conjugar el verbo amar,  
                           lo emplearemos.
Sembraremos un tiempo más y más justo,
alejados del aquilón y el cierzo

y crecerá la armonía a nuestro lado
igual que hoy florecen los almendros.



En el rincón de los olvidos, la esperanza
perderá todas sus retorcidas ramas:
sin posibilidades ni futuras mañanas
como la única alternativa que se aguarda.



En el triste callejón donde palpitan
las rencillas,  tirrias y rencores,
no volverá a llover ni a lucir el sol:
será como un tiempo subjuntivo

sin raíces ni tierra en que crecer.



Porque el futuro no existirá, viviremos
amándonos, -como Dios ha querido-,
conjugando un gerundio más dichoso.



El trabajo será la paz y el pan
que ha de saciar el hambre y no la codicia
que se esconde: ya no será viable
que los hombres acaparen sin más 
alterando las leyes de Dios que dijo al hombre:
amarás, como a ti mismo amas.
Comprendiendo y amando, en fin,
construyendo la vida en más gerundio.







 Alcalá de Henares, 18 de septiembre de 2018
Texto y fotografías realizadas por Franziska
para ser publicados en
EL CANTO DEL RAITAN











sábado, 8 de septiembre de 2018

Diálogos con mi espejo






Mi espejo, sin duda, ha envejecido
pues no ve las arrugas de mis vestidos.
Mi espejito de plata de poca ley
su corazón de cobre luce encantado.


Le gusta estar en el quicio de mi ventana.
Produce señales tan luminosas
sobre el pavimento que, las palomas,
corren a refugiarse tras de las lomas.
 
Yo sé que le divierte desconcertar.




Cuando se ríe escondido tras mis ojos,
simulando enojo, le digo:
-¡Vamos, por qué finges lo que no eres!


-Nunca fui la madrastra de Blancanieves.
No he exigido de ti grandes halagos,
somos amigos –tú bien lo sabes-

y no es preciso un juicio tan despiadado…

¡No volveré a mirarme en ti,
tenlo por cierto, hasta que no estén en flor
todos los blancos azahares de mi huerto.




¡Mi espejito, sin duda, se ha vuelto viejo
pues no ve las arrugas de mi entrecejo!
¡Mi espejito, está claro, quiere engañarme
pues no ve mis ojeras al levantarme!




Espejito moruno, de limpio azogue,
dime, por una vez, ¿qué es lo que piensas
cuando me acerco a ti –toda inocencia-
esperando ver el rostro de mi niñez?


Mi espejo es astuto, como buen viejo;
por eso, me recuerda cuando aún no lucía
sobre mi frente flores de invierno…

Lo he decidido: debo marcharme
a comprar un candado para guardarle.


Alcalá de Henares, 8 de septiembre de 2018
fotografías y texto, realizados por Franziska





Nota:

Publicado por primera vez en
Alcalá de Henares, 29 de agosto de 2010
 EL JUEGO DE LA PALABRA DADA
PALABRA: ESPEJO
DADORA: Claudia de Angelis