jueves, 28 de septiembre de 2017

Adiós, Luna, no hagas caso






Los ladridos de un perro
vienen y van.
Se alejan y se acercan
marcando un ritmo
tan desigual…


La paloma que zurea
en su palomar
levanta al fin sus alas
y se lanza como una flecha
hacia el Oriente lejano…

¿Llegará?


Los maullidos de una gata
claman su celo desesperado,
y radiante otro felino
sale al tejado…

¿Dónde estará?


Los peces prisioneros
se afanan por encontrar
un camino hacia el sol.
¿Nos verán cuando pasamos?


Sin levantar el rostro,
en el agua del pozo
veo la Luna
y su cara es tan blanca
como la espuma…


Tú sabes, Luna,
¿dónde están esos ojos
verdes como la mar?
que hace tiempo espero
y no retornan


Si acaso sabes en donde habita,
dile que por las noches
está  mi casa  negra y maldita
tan desolada que  gimen las ventanas y sus herrajes gritan.



Los zureos de las palomas,
los ladridos de fiesta,
y una gata realizada,
madre de una hermosa camada,
yo los pondré en alcanfor…


Adiós, luna, no hagas caso,
son demasiados los ojos
que tienen ese color…
y  no puedo definir,
porque no tengo palabras,


ese verde tan sutil,
tan suyo, tan especial,
ni sé explicarte
qué le hacía diferente
en su forma de mirar…



Raitán



22/11/2002

Alcalá de Henares, 28 de septiembre de 2017
Texto e imágenes realizados por Franziska para publicar en
EL CANTO DEL RAITÁN
Nota: las imágenes que acompañan al texto son actuales, en fotografía nocturna y macro; el poema, sin embargo, corresponde a un texto realizado en noviembre del año 2002 y que no recordamos haber publicado. Por último, aclaro que Raitán es uno de mis seudónimos.



domingo, 17 de septiembre de 2017

D I V E R T I M E N T O






He sido una hechizada princesa
que durmió mas de cien años,
acunada por los cantos
de ruiseñores y mirlos.


Los labios apasionados
de un armado caballero
me devolvieron la vida.
¡ Era el príncipe más valiente
mas hermoso y mas gallardo!

  
También bailé un rigodón
en una noche encantada
y perdí al salir huyendo
mi zapato de cristal.


Recatada y obediente
-y buscando los atajos-
me encaminé
cuesta arriba, cuesta abajo,

para llegar diligente
por un lobo perseguida,
acechada y acosada,
a casa de mi abuelita.


En una  nevada noche
he sido niña doliente
queriendo vender cerillas
a gentes indiferentes.


He sido, junto a mi hermano,
niña perdida y hambrienta
que halló en medio del bosque
mas intrincado y sombrío

una casa con puertas de caramelo,
ventanas de chocolate
y paredes de turrón…


Lo mismo fui y cómo no,
el niño más chiquitito
mas valiente y mas sagaz
que haya existido jamás.


Me hice con unas botas
-de siete leguas llamadas-
propiedad de un ogro infame y tragón
que burlé de su ración
                   de niños bien adobados

pues descalzo  ¡ el muy felón!
se hacía daño en los pies
y a cada paso decía:
¡ay malditos, niños malditos…
malditos niños!


Que mordiera su manzana
de serpiente emponzoñada
consiguió insidiosamente
una cauteloso anciana.


Y dormida, en una urna,
de cristal resplandeciente
esperé  pacientemente
que mi príncipe llegara
y me besara en la frente.


Caminito de una boda
he sido gallo Kiriko
y he empleado tanto tiempo
en negar al gusanito
Diciendo:
                   “Con él mi tiempo no pierdo,
                   si le he visto, no me acuerdo”

que, justo en este momento,
no sé si soy, si fui o si era
quien llevaba en su barriga
al gusanito de seda.




Y para salvar mi cuello
del alfanje carnicero
a un sultán, - como todos,
caprichoso y altanero -,

he tenido que narrar
- desde el ocaso a la aurora-
mas de mil leyendas, mil,
durante mil y una noche.


He viajado hasta el castillo
de “Irás y no volverás”
y aquí estoy para contarlo:
señal que logré volver.


Mis sueños fueron la ruta
y el camino secreto
para vivir aventuras
extrañas y estrafalarias
pero siempre divertidas.


Fui sastrecillo valiente
que, también, libró a su gente
de cierto gigante matón.


He portado una lámpara
que cumplía mis deseos
allá en tierras lejanas,
en el país de los sueños,
en el encantado Oriente.


La fantasía que alienta
mis pensamientos de adulta
tienen su base y raíz
en la alegre, confusa y extraña turbamulta

de hadas, brujas, doncellas, princesas,
ogros y lobos feroces
¡y hasta cerditos astutos,!
magos, príncipes y pajes

reyes  codiciosos,  sastrecillos valientes,
niños perdidos y hambrientos…
lámparas maravillosas…
y Alicia niña perdida
en el fascinante mundo
de los sueños más absurdos.


 31 de Enero de 2002

Alcalá de Henares, 17 de septiembre de 2017
Texto rescatado y que creo está sin publicar y las fotografías corresponden a mis recientes vacaciones.