En mis
poemas
hay un
aliento de lucha
y un
gusto por las batallas:
pérdidas
o ganadas.
Aromas, cómo
no,
y latidos
de mujer.
Hijo soy
de una tierra seca y dura:
la estepa
castellana.
Soy
ardiente, terco y bravo
y, sin
embargo, me avasallan
el acento
y las lágrimas
que muestren un rostro de mujer.
Soy de
antaño
porque en
mí no caben
traiciones
ni engaños.
No creo
que la excusa del amor,
a
cualquier precio,
pueda
justificarlas o alentarlos.
Soy de
antaño
porque mi
palabra
es más
fuerte
que un
contrato ante notario.
De mis
mayores porto un abolengo
que está
hecho de lealtad,
pundonor
y verdad.
A fuego,
grabados en mi alma, los sostengo.
Soy de
antaño porque creo
que el
amor es un sentimiento
que puede
trastocar al hombre
más cabal
y, sin embargo,
no todo
vale y pienso
que hay
que conquistarlo
con
esfuerzo, sin tapujos,
con la
verdad sincera y por delante.
Ella me
amó. Yo aún la amo.
¿Por qué
no he de decirlo?
Si ella
fue mi Dulcinea,
aún estoy
vivo y soy de antaño.
Alcalá de Henares, 4 de junio de 2022
Publicado
en el Juego de la palabra dada, con fecha 17/07/2012, las fotografías corresponden al Cid Campeador y a otras realizadas en la Catedral de Burgos con fecha 30 de mayo de 2014. Texto y fotografías realizadas por Franziska.