Era la abuela Lucita
tan pequeña y delgadita
que parecía una abeja
libando de flor en flor.
Cada tres meses llegaba
con su maletita parda.
Se instalaba muy complacida
en la alcoba más pequeña:
muy cerca del corredor.
Nos traía caramelos
que ella misma elaboraba
con azúcar y canela
o esencia de limón.
Y lacitos de colores…
y cintas de terciopelo…
Contaba muchas historias
de un tiempo en que no había
teléfono, televisión
ni ordenadores
pero estaban los dragones, hadas,
brujas, duendes, castillos, princesas,
casitas de chocolate,
enanitos muy valientes
y malísimos gigantes.
La abuelita Luz
cada vez más encogida
más pequeña y más flaquita
cantaba dulces canciones.
Siempre muy quedo y
muy suave
a la ventana llegaban,
todos los días del año,
a oírla los gorriones.
¡Silencio, niños, silencio!
¡Que cantan los pajaritos!
Les pueden asustar los gritos.
Temblará su corazón
porque no saben que sois
buenos, buenos, buenos,
como ángeles del cielo.
Una excursión hasta el desván,
hizo la abuela Lucita.
Apoyada en el bastón,
-toc, toc,
toc, tac, tac, tac-
subió toda la escalera
y ya no volvió a bajar
pues no pudo soportar
el vértigo que le producía
ver, desde tal altura,
el arco que da al jardín.
Encontró la puerta abierta.
Dentro del desván había
multitud de trastos viejos
y también había un baúl.
Enorme baúl vacío
que casi era del tamaño
de su escasa habitación.
Nadie supo cómo pudo
llegar a meterse dentro
y se encontró tan a gusto
que nunca volvió a salir.
Para que abandonara el baúl
subieron hasta el desván
a tratar de convencerla
hijos, hijas, cuñados, primas,
nietos, yernos y nueras,
mas no hubo manera
de que ella desistiera
y saliera del baúl.
Ni el cura indicando que era pecado.
Ni el mismo alcalde diciendo
que tal lugar no era para personas
ya que carecía de licencia,
consiguieron disuadirla.
Todo aquel alboroto, poco a poco,
se fue calmando
y cómo, no, olvidando…
Al cabo de largo tiempo
descubrimos, con asombro,
que se había momificado:
de su cuerpo chiquitito
habían brotado alas
y plumas de pajarito.
Tema escrito en el año 2012
Alcalá de Henares, 16 de junio de 2017
Texto e imágenes realizados por Franziska para
EL CANTO DEL RAITAN