A veces hacemos conjeturas
pero, también a veces,
es un traje deshilachado
roto y sin ninguna costura.
Mi ignorancia de todos los hechos
ni me resta responsabilidades
ni me otorga otros derechos.
Donde no se siembra
y se recoge la cosecha
puede que hoy, no,
pero mañana , sí;
no mirarán de frente al juez.
Esto es lo que pasa cada día
en este mundo que debía ser de todos
pero que es, en realidad, de unos pocos.
Despierten los muchos de su asombro
porque hay tantos
caminos,
tantos, para llegar al final
como al principio del llanto.
Jamás ningún hombre fue el dueño
de verdad absoluta porque amamos
burlarla a toda costa, así concebimos
la mentira y en ella nos instalamos
complacidos de haberlas inventado
de todos los tamaños, formas y colores.
Tales invenciones nos hacen concebir
un falso sentimiento de la vida.
Nada será suficientemente perfecto.
Será duro descubrir que llamamos amor
al sexo más asfixiante y duro.
A los hombres se les promete un cielo
al que nunca llegará su desconsuelo.
Siempre acaba por abusar
aquél que tiene alguna clase de poder.
No existen los rigores del frío
si puedo estar caliente,
bajo techo y abrigo.
Si yo me alimento,
no hay hambre ajena
que me haga desvelar
la noche entera.
La mentira tiene un amplio repertorio
de sonrisas, bellas palabras, consejos
y advertencias morales, leyes, normas, códigos
y un largo sinfín de dimes y diretes.
porque es cierto que cuando se trata de inventar,
la imaginación humana es un portento.
Así, de generación en generación,
las mentiras más burdas adquieren una patina
que las convierten en una verdad en si misma,
indiscutible, exacta y tan oronda
como el Sol que nos alumbra y da la vida.
Y es por eso que, a veces, hacemos conjeturas.
También a veces, se levanta la niebla
y entonces nos vemos abrazados al error.
A él nos hemos entregado.
Es nuestro presente y el lejano pasado.
Y es la única certeza que sigue a nuestro lado.
Alcalá de Henares, 29 de Octubre de 2018
Texto e imágenes realizadas por Franziska
Para “El juego de la palabra dada”
PALABRA: conjeturas
DADOR: PEDRO
RODRIGUEZ MARTINEZ
Corresponden a un texto escrito en el año 2002 y las fotografías se tomaron en el Tribunal Supremo de Justicia de Madrid durante una jornada de puertas abiertas, hace algunos meses.