Los ladridos
de un perro
vienen y van.
Se alejan y se
acercan
marcando un
ritmo
tan desigual…
La paloma que
zurea
en su palomar
levanta al fin
sus alas
y se lanza
como una flecha
hacia el
Oriente lejano…
¿Llegará?
Los maullidos
de una gata
claman su celo
desesperado,
y radiante
otro felino
sale al
tejado…
¿Dónde estará?
Los peces
prisioneros
se afanan por
encontrar
un camino
hacia el sol.
¿Nos verán
cuando pasamos?
Sin levantar
el rostro,
en el agua del
pozo
veo la Luna
y su cara es
tan blanca
como la
espuma…
Tú sabes,
Luna,
¿dónde están
esos ojos
verdes como la
mar?
que hace
tiempo espero
y no retornan
Si acaso sabes
en donde habita,
dile que por
las noches
está mi casa
negra y maldita
tan desolada
que gimen las ventanas y sus herrajes
gritan.
Los zureos de
las palomas,
los ladridos
de fiesta,
y una gata
realizada,
madre de una
hermosa camada,
yo los pondré
en alcanfor…
Adiós, luna,
no hagas caso,
son demasiados
los ojos
que tienen ese
color…
y no puedo definir,
porque no
tengo palabras,
ese verde tan
sutil,
tan suyo, tan
especial,
ni sé
explicarte
qué le hacía
diferente
en su forma de
mirar…
Raitán
22/11/2002
Alcalá de Henares, 28 de septiembre de 2017
Texto e imágenes realizados por Franziska para publicar en
EL CANTO DEL RAITÁN
Nota: las imágenes que acompañan al texto son actuales, en fotografía nocturna y macro; el poema, sin embargo, corresponde a un texto realizado en noviembre del año 2002 y que no recordamos haber publicado. Por último, aclaro que Raitán es uno de mis seudónimos.