Fue publicado por primera vez en
Alcalá de
Henares, 25 de julio de 2012
Franziska
Conjugaremos
los verbos sin futuro
y ya no
existirán condicionales
ni
conciertos, contratos ni otras causas
que el
presente continuo que tengamos.
La noche
más oscura y de misterio
será la
novia eterna de los sueños
y habrá que
suprimir la patria arisca
donde
naufragaron los anhelos.
El día
será la ocasión del cosmos
para
mostrarnos su luz y sus colores:
nos
miraremos con la verdad en los ojos
y ligeros
de equipaje, por fin, caminaremos.
Excluiremos
el modo imperativo,
y sólo al
conjugar el verbo amar,
lo emplearemos.
Sembraremos
un tiempo más y más justo,
alejados del
aquilón y el cierzo
y crecerá
la armonía a nuestro lado
igual que
hoy florecen los almendros.
En el
rincón de los olvidos, la esperanza
perderá
todas sus retorcidas ramas:
sin
posibilidades ni futuras mañanas
como la
única alternativa que se aguarda.
En el
triste callejón donde palpitan
las
rencillas, tirrias y rencores,
no
volverá a llover ni a lucir el sol:
será como
un tiempo subjuntivo
sin
raíces ni tierra en que crecer.
Porque el
futuro no existirá, viviremos
amándonos,
-como Dios ha querido-,
conjugando
un gerundio más dichoso.
El
trabajo será la paz y el pan
que ha de
saciar el hambre y no la codicia
que se
esconde: ya no será viable
que los
hombres acaparen sin más
alterando
las leyes de Dios que dijo al hombre:
amarás,
como a ti mismo amas.
Comprendiendo
y amando, en fin,
construyendo
la vida en más gerundio.
Alcalá de Henares, 18 de septiembre de 2018
Texto y fotografías realizadas por Franziska
para ser publicados en
EL CANTO DEL RAITAN